¿Por qué nos atraen tanto los acuarios?

La acuariofilia es uno de los hobbies más populares del mundo, y por muy buenas razones, ya que tiene numerosos beneficios que van más allá de la propia belleza y de la atracción estética que estos tienen. 

Algunos estudios realizados muestran que los acuarios son de gran ayuda para calmar a quienes sufren hiperactividad o trastornos de comportamiento (como dificultad para socializarse, agresividad excesiva, rendimiento escolar escaso o poca confianza en uno mismo).

Además de estos beneficios, si nos centramos en el colectivo de los más mayores, podemos observar otras ventajas. La presencia de estos animales les anima, revitaliza y estimula cognitivamente (contribuyendo a mejorar su salud). Esto se debe a que adoptan una posición de responsabilidad sobre ellos, viéndose obligados a recordar los horarios de las comidas de los peces y a atender sus necesidades. Por ello a menudo podemos encontrar residencias de ancianos que optan por instalar un acuario, con el fin de que constituya un buen ejercicio para mejorar la memoria y concentración de los residentes.

Está demostrado que observar atentamente un acuario es un acto relajante y tranquilizador (los movimientos de los peces, el vaivén de las plantas con el agua, las burbujas de aire, el sonido del agua,…). Los peces reducen la tensión de la vida diaria y ayudando a combatir malestares como el insomnio.

Y es que las terapias con acuarios han resultado muy efectivas, ver a los peces “flotando” generalmente centra y mantiene toda la atención de los pacientes en ellos, lo que puede hacer que éstos se olviden de su situación o su dolencia durante un rato, ayudándoles a desviar su atención hacia otra cosa.

Yo no sé vosotros, pero… ¿nunca os habéis quedado hipnotizados con un acuario y os ha entrado hasta sueño viendo a esos peces nadar perezosamente por el fondo?

Es el estado de “contemplación” que nos provoca el estar frente a un acuario, un singular estado de quietud, relajación y tranquilidad.