Síntomas de un perro cuando no está bien desparasitado

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Los parásitos internos o endoparásitos son difíciles de detectar, sobre todo si la infestación es leve. En ocasiones podemos ver a nuestro perrete arrastrar y frotar el culete tras defecar o en cualquier otro momento, así como lamerse con frecuencia la región anal.

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Cuando los nematodos gastrointestinales se multiplican pueden aparecer signos que nos alerten de su presencia, siendo lo más común la sintomatología digestiva como flatulencias, anormalidad en la consistencia de las heces, incluso diarrea sanguinolenta, o vómitos. También podemos notar una pérdida de peso y un aumento del apetito, debido a la actividad de los parásitos. Un síntoma inequívoco de la presencia de estos bichos es ver huevos o larvas en las heces, como pequeños granos de arroz, aunque en la mayoría de las ocasiones esto requiere de un análisis coprológico, ya que su tamaño suele ser microscópico. Podemos incluso llegar a observar la forma adulta de los parásitos, gusanos redondos o aplanados en las heces o los vómitos, cuando la carga parasitaria es muy grande. Otros síntomas que pueden aparecer son tos, intolerancia al ejercicio o anemia, si estos parásitos afectan al aparato respiratorio y circulatorio.

En los cachorros, puede llamarnos la atención y alertarnos una tripa hinchada, que en un primer momento puede hacernos pensar en que el perrete está gordito, y especialmente si este es ansioso con la comida, por ello debernos fijarnos bien y analizar su condición corporal, prestando atención a que no se marquen huesos como las costillas o la cadera a pesar de tener esa tripa.

En general, notaremos un empeoramiento del aspecto de nuestro perrin, pudiendo estar más apático y decaído, con peor pelaje…

En cuanto a los parásitos externos, en lo que se refiere a pulgas y garrapatas, pueden afectar a todo tipo de perros, tanto cachorros como adultos de todas las razas y en cualquier entorno. Estos pueden detectarse a simple vista, por lo que el diagnóstico se confirma con la observación de la presencia de los mismos. También podemos englobar en este grupo a los ácaros de la sarna, pero para la observación de los mismos necesitaremos pruebas complementarias como los raspados cutáneos. La sintomatología asociada a todos ellos es un picor o lamido intensos por la irritación de la piel, llegando a autoinducirse heridas.

En el caso de las garrapatas además, debemos saber que son transmisoras de enfermedades muy graves para la salud de nuestros peludos, como veremos en próximos artículos, que si no se tratan a tiempo pueden desembocar en la muerte de nuestra mascota.

Por todo ello es muy importante que tratemos de manera preventiva y regular a nuestros perretes.

Publicado en: Perros

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