LEISHMANIOSIS CANINA: El diagnóstico precoz es fundamental para proteger a tu mascota

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La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria grave que puede llegar a ser letal si no se trata debidamente, siendo además una zoonosis, que afecta también al ser humano. Se trasmite por la picadura de un flebotomo, un insecto volador similar a un mosquito que inocula el parásito Leishmania infantum, el cual adquiere al picar a otro animal infectado, aunque se conocen algunos casos de transmisión parenteral, congénita, sexual e interpersonal.

Esta enfermedad es caracterizada por una amplia variedad de signos, pudiendo incluso llegar a cursar de forma asintomática en un primer momento. Los signos clínicos suelen desarrollarse de forma lenta y progresiva, a veces a lo largo de varios meses o incluso de varios años.

Los signos clínicos más frecuentes de la leishmaniosis canina son las lesiones cutáneas, aumento de tamaño de los ganglios linfáticos, pérdida de peso, atrofia muscular, intolerancia al ejercicio, disminución del apetito, letargia, poliuria y polidipsia (beber y orinar abundantemente), lesiones oculares, epistaxis, cojeras, vómitos y diarrea.

La detección temprana y los test periódicos son fundamentales para intentar frenar la progresión de la enfermedad y adquieren todavía más importancia ya que, el hecho de que nuestra mascota no muestre síntomas de padecerla no implica necesariamente que no esté infectada, y por ello en nuestro centro veterinario hacemos campaña de prevención frente a la leishmaniosis.

Esta campaña suele realizarse cuando las temperaturas son más frías y el mosquito esta menos activo. La prueba que se realiza es un test rápido donde los resultados se dan en el momento, de manera que si su mascota da positivo podamos hacer los análisis pertinentes más exhaustivos y de esta manera tratar la enfermedad antes de que progrese y produzca lesiones irreversibles.

Hay que tener en cuenta que la leishmania es una enfermedad crónica por lo que el objetivo de un perro positivo es una buen a calidad de vida con chequeos rutinarios evitando en la manera de lo posible las complicaciones que la enfermedad conlleva.

Prevenir la picadura del mosquito es una cuestión de suma importancia para ello tenemos métodos antiparasitarios externos que actúan como repelentes/insecticidas tópicos en forma de collares o pipetas que reducen la transmisión de la enfermedad y la prevalencia de la misma.

Por otro lado, la vacunación es otro de los métodos preventivos existentes permitiendo la minimización y control de los efectos de esta patología en caso de que nuestro animal sea picado por un flebótomo infectado. Se administra anualmente en perros desde los 6 meses.

Publicado en: Perros, Gatos

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